¿POR  QUÉ  ENFERMAMOS  MÁS  AHORA?

Ya hemos visto en los anteriores artículos cómo limpiar el organismo de parásitos y otros patógenos.

Asimismo os comenté que cualquier parásito puede encontrarse en cualquier órgano, especialmente si está contaminado con solventes, colorantes, alérgenos, metales pesados y otros tóxicos.

Cada tóxico vibra con una frecuencia única, lo mismo que cada patógeno y ésta puede  ser detectada en el organismo así como en cualquier órgano de nuestro cuerpo porque esa frecuencia está grabada en nuestra saliva.

En la Terapia Hulda Clark utilizo una pequeña muestra de saliva para detectar la presencia de cualquier tóxico  en el organismo o en un órgano en particular. Para ello utilizo el “Sincrómetro” que busca las frecuencias emitidas por los tóxicos y que están grabadas en la muestra de saliva. Con este aparato también podemos precisar en qué órgano o célula se encuentra el o los tóxicos detectados.

En los próximos artículos trataremos el tema de la eliminación de los distintos tóxicos,  que es la segunda fase fundamental del protocolo de salud de la Dra. Hulda Clark.

Las manifestaciones de una enfermedad son sólo la capa que se ve bajo la cual podemos encontrar fallos en el correcto funcionamiento de diferentes órganos y sistemas de nuestro organismo. A la vez siempre detecto la presencia de agentes tóxicos en el cuerpo.

En los últimos años se ha producido un importante desarrollo industrial y tecnológico, pero no se ha prestado atención a la salud de los seres vivos de este planeta y cómo les afecta dicho desarrollo.

Tanto les seres humanos como los animales nos vemos expuestos directa o indirectamente a multitud de agentes, pesticidas, fertilizantes, detergentes, medicamentos, colorantes, así como los avances en electrónica, magnetismo, etc…

En su gran mayoría resultan tóxicos tanto para nosotros como para el medio ambiente. Si buscamos  la definición de la palabra tóxico en el diccionario, leemos: “ Sustancia que puede causar trastornos graves o la muerte en un ser vivo”.

Nuestros alimentos, el aire que respiramos, nuestro suelo y sobre todo el agua que bebemos y que utilizamos para cocinar o asearnos están repletos de tóxicos. Nuestros lugares de trabajo y nuestras casas están rodeados de radiaciones electromagnéticas procedentes de cables de media y alta tensión, ordenadores, microondas, televisores por cable, teléfonos, wifi…

Todos estos tóxicos actúan sobre nuestro sistema inmunológico produciéndonos patologías autoinmunes y una inmunodeficiencia que explica el incremento en las últimas décadas de tantas patologías degenerativas como el cáncer, las alergias y otros problemas graves de salud.

Además enfermedades infecciosas  que no eran frecuentes últimamente están volviendo a resurgir, como la tuberculosis, las enfermedades venéreas, fúngicas y víricas, además de parasitosis por helmintos y protozoos.

No debemos olvidarnos de los problemas cada vez más comunes de fertilidad masculina y femenina.

Para el inicio de todas esas enfermedades lo primero que se requiere es un estado de inmunodeficiencia derivado de una excesiva toxicidad orgánica.

No pensemos que este estado sólo afecta a enfermos terminales, puesto que la mayoría de nosotros lo sufrimos.

Para eliminar los tóxicos hay que limpiar los órganos emuntorios:

–         Limpieza intestinal

–         Limpieza renal

–         Limpieza hepática